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ENTRENAMIENTO EN HABILIDADES SOCIALES: 4 TÉCNICAS PARA MEJORAR TU SOCIABILIDAD

Las personas tienen mayor o menor grado de habilidad social según su personalidad y la cantidad de experiencias sociales que han tenido, y si las han vivido positiva o negativamente. La falta de relaciones sociales positivas afecta a tu vitalidad. Te contamos en qué se basan las principales habilidades sociales y 4 técnicas muy efectivas para entrenarlas. Como en cualquier otra capacidad, “la práctica hace al maestro”.

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QUÉ SON LAS HABILIDADES SOCIALES

Son el conjunto de comportamientos sociales que facilitan y potencian las relaciones y la creación de vínculos entre las personas. Son las acciones que realizas cuando interactúas con los demás y te permiten crear vínculos afectivos con ellos. Algunos ejemplos:

  • Escucha activa.
  • Empatía y autorregulación emocional.
  • Asertividad y capacidad de negociación.
  • Saber comunicarse y expresarse.
  • Validación emocional y paciencia.
  • Respeto, cortesía y compasión.

ENTRENAMIENTO EN HABILIDADES SOCIALES: ¿POR DÓNDE EMPIEZAS?

A socializar se aprende ya desde la infancia, etapa en la que se empiezan a entrenar las habilidades sociales. Algunas muy básicas deberían estar ya interiorizadas cuando comienza la edad adulta:

  • Cuando alguien te habla, ¿le escuchas de verdad o estás pensando en lo que vas a decir a continuación? Concéntrate en lo que el otro te está diciendo e intenta hacer un resumen de lo que ha dicho. Pregunta si lo has entendido bien. 
  • Cuando alguien hace algo por ti, ¿le das las gracias? No solo es importante ser agradecido, sino también comunicárselo al otro: practica el elogio.
  • Cuando conoces a alguien, ¿le saludas? ¿Te presentas amigable y abiertamente? ¿Presentas a las personas que te acompañan? Ser cordial y respetuoso es básico en las interacciones.

TÉCNICA 1: AFRONTA LAS CRÍTICAS

En ocasiones, es difícil aceptar las críticas porque puedes percibirlas como un ataque a tu persona. Según tu reacción se puede producir un conflicto o un acercamiento. Pueden darse 2 situaciones: 

  1. Que sea la crítica cierta, pero te molesta que te la digan. Usa la técnica “banco de niebla”, que consiste en no defenderte de la crítica, dando parcialmente la razón, pero sin renunciar a tu derecho de matizar. Por ejemplo, ante un comentario tipo “Siempre dejas las cosas tiradas por ahí”, sencillamente responde: “es verdad, a veces soy un poco desordenado”. Así transmites que quien te juzga finalmente eres tú y solo tú. 
  2. Que no estés de acuerdo con la crítica. Usa la interrogación negativa (“¿Y eso qué tiene de malo?”) para obtener más información sin atacar a la otra persona y ver de dónde nace el reproche.

TÉCNICA 2: APRENDE A DECIR QUE NO

Ser generoso está muy bien, pero no tiene por qué ser obligatorio. La fórmula mágica para negarse educadamente se compone de asertividad y respeto. Mantente firme en el “no”, acompáñalo de una fórmula cordial y ten presente que no estás obligado a dar explicaciones, aunque puedes darlas si quieres.

  • “Lo siento, no puedo”.
  • “Siento decepcionarte, pero esto no es para mí”.
  • “Tengo otro compromiso, tal vez la próxima”.
  • “Te lo agradezco, pero esto no me interesa”.
  • “Ahora mismo no tengo tiempo, pero aquí (persona, información, etc.) puedes encontrar ayuda”.

TÉCNICA 3: ADMITE ERRORES

Nadie es perfecto. Aunque pongas todo tu empeño en hacer las cosas bien, algo puede salir mal. Saber encajar las equivocaciones es tan importante como esforzarse por no cometerlas.

  • Admite el error: “es cierto, me he equivocado”.
  • Pide disculpas: “lo siento”.
  • Evita justificarte excesivamente y no des excusas falsas.
  • Enfoca inmediatamente tu pensamiento y la conversación a formulaciones positivas sobre posibles soluciones: “Se me ocurre que…”, “me ofrezco a…”, “creo que si hago X puede arreglarse”.

TÉCNICA 4: LOS SILENCIOS EN LAS CONVERSACIONES

Un tema de conversación termina y sobreviene un silencio. ¿Te incomoda?

  • Controla tu lenguaje interno: los pensamientos negativos respecto al silencio (“qué incómodo”, “no sé de qué hablar ahora”, “no tenemos nada más que decirnos”) agravan tu ansiedad. 
  • Usa una frase de transición: “por cierto, antes quería decirte que…”, “eso que has dicho me ha recordado que…”.
  • Realiza espontáneamente una revelación sobre ti. Generarás reciprocidad.

Entrena tus habilidades sociales para disfrutar con plenitud de las relaciones con los demás. Ya sabrás que son muy importantes, pero además el último Estudio de Vitalidad Zespri lo deja muy claro: las relaciones sociales positivas son un motor de tu vitalidad.

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