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DIGESTIONES PESADAS: ¿SABES CÓMO PREVENIRLAS?

Las digestiones pesadas reducen tu vitalidad porque hacen que no te encuentres bien, sin ganas de hacer nada y, en definitiva, con mucha pesadez de estómago. Aunque son un problema bastante común, la realidad es que es muy sencillo mejorar tus hábitos para librarte de las digestiones pesadas de una vez por todas. 

Te contamos qué alimentos y malos hábitos alimentarios son los responsables. Después de leer este artículo sabrás evitar estas digestiones pesadas, y, en caso de que algún día sufras alguna, aprenderás qué hacer para remediarlo.

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¿Por qué se producen las digestiones difíciles?

Cuando hablamos de la digestión pesada, o mala digestión, estamos hablando de que el proceso digestivo se está haciendo más lento. Los alimentos se quedan en el estómago más tiempo del normal y la sensación de plenitud se alarga. Además, puede que algunas comidas no te sienten bien porque contienen alimentos que al estómago le cuesta procesar.

Una digestión normal suele durar de 2 a 4 horas, pero la digestión de algunos alimentos puede tardar mucho más:

Horas de digestión según la comida

  • ½ -1 hora: frutas, purés, zumos, verduras.
  • 1-2 horas: pescado hervido, cereales cocidos (por ej., arroz blanco), verduras o ensaladas con aceite, alimentos con almidón (patatas).
  • 2-3 horas: grano (arroz, trigo, quinoa), lácteos. 
  • 3-4 horas: frutos secos, aves al horno.
  • 4-5 horas: carnes o lácteos curados, frituras, legumbres, carne de vacuno, cordero, cerdo.
  • Más de 7 horas: conservas en aceite, partes grasas del cerdo u otros animales.

Además del tipo de alimento que ingieres, ten en cuenta su calidad, cantidad y combinaciones:

Calidad, cantidad y combinaciones de alimentos en las digestiones

  • Calidad nutricional discutible: cuanto menos procesado esté un alimento, más natural y más fácil de digerir será. Evita alimentos cuya composición incluya muchos conservantes, aromatizantes o colorantes artificiales. También grandes cantidades de alimentos demasiado grasos, como la mayonesa, la mantequilla, el chocolate con leche, la nata, las carnes hiperprocesadas (por ej., salchichas tipo frankfurt), los snacks fritos o patatas de bolsa, el chorizo y similares (sobrasada) o la bollería industrial.  Calcular los macronutrientes de los alimentos puede ser de gran ayuda en estos casos.
  • Mucha cantidad: el problema en este caso se encuentra en que el estómago es elástico. Cuando no está funcionando, tiene una capacidad de poco más de 1 litro, pero al llenarse puede duplicar su tamaño. Evidentemente, cuanto más lo llenes, más pesado te sentirás y también más tiempo tardarás en hacer la digestión por la mayor cantidad de alimentos.
  • Combinaciones no adecuadas: algunos alimentos pueden reaccionar químicamente entre sí y producirte una mala digestión, porque se fermentan dentro del estómago y producen molestias, empachos, gases y otros residuos. Tampoco es buena idea mezclar alimentos que por sí mismos conllevan digestiones largas. Ahora te estás acordando de lo que cuesta digerir el típico potaje de lentejas con chorizo. Pues bien, aparte de que tanto la legumbre como el chorizo conllevan una digestión larga, estás metiendo en tu estómago una considerable cantidad de grasas que dificultan todavía más el proceso digestivo.

¿Qué hacer para remediarlas?

Es posible que, aunque sigas una dieta sana y equilibrada, en ocasiones quieras permitirte algunos excesos, o que tengas compromisos y eventos en los que es difícil evitar los alimentos de los que hemos hablado en el apartado anterior. ¿Qué hacer en estos casos?

Consejos para remediar las digestiones pesadas

  • Mastica lentamente y saborea la comida para facilitar su digestión.
  • Incorpora alimentos ricos en fibra, como el kiwi. La fibra ayuda al tránsito intestinal y a la digestión. 
  • Bebe agua, pero no muy fría.
  • No ingieras más alimentos si no tienes hambre.
  • Reposa justo después de comer. La actividad física intensa entorpece la digestión.
  • Realiza un paseo tras reposar la comida para movilizar los intestinos.
  • Toma alguna infusión rica en polifenoles (por ej., té verde), que ayudan al hígado y a la vesícula biliar a funcionar correctamente, ya que sus jugos gástricos descomponen más rápido los alimentos.
  • El zumo de limón, el pomelo o la piña neutralizan los ácidos del estómago y evitan la acidez.
  • Si persisten las molestias, puedes tomar sal de frutas o algún medicamento antiácido.

Para terminar, recuerda que más vale prevenir que curar. Sigue una alimentación sana y equilibrada de forma regular para que tu sistema digestivo esté en plenas condiciones de enfrentarse a las comilonas cuando las circunstancias lo requieran. Practica ejercicio, evita los alimentos excesivamente grasos y sigue progresando para mantener tu vitalidad al máximo nivel.

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